viernes, 9 de septiembre de 2011

Secuestro


Viernes en la mañana, mi mente no me dejaba pensar en mi plan. Todo debía salir perfecto. Este sería el mejor fin de semana.


El día se me hizo larguísimo: el calor, mi imaginación, nuestras conversas, el desearlo, el imaginar lo que podría hacer con él, me tenía completamente impaciente. Pero ya no faltaba nada.  Me abstuve de jugar... Era tarde, debía guardar el juego para ambos.

Quería sorprenderlo. Me puse un lindo corset de cuero, ligas negras, botas y claro un rico y sensual perfume. Por primera vez sentí algo así, quería y me sentí una Diosa. Para salir me puse un abrigo, tomé mi auto y fui en búsqueda de mi víctima.

Le envié un mensaje de texto. Sabía que él no haría nada y que quería salir a rumbear.
“Te espero donde acordamos a las 21.30”
Me estacioné y esperé que llegara. Mi entrepierna ya no aguantaba mas... estaba húmeda como nunca.

Llegó puntual. Lo hice esperar sólo de mala, para provocarlo aun más. Ya eran  las 22.10 y decidí salir del auto. Él se sentó en una banca. Ni cuenta se dio cuando me acerque y logré tapar sus ojos con un pañuelo. Se asusto pero le susurre “Shhhhhh!! Silencio hoy mando YO”. Pedí que se pusiera de pie; él reía nervioso. Lo apoyé contra la puerta del auto mientras él me daba la espalda. Amarré sus manos. Él sólo se dejaba llevar.

Lo subí al auto. Lo besé mordiendo sus labios y quedé junto a él; en ese instante era la dueña del mundo.

En el camino me pregunto que dónde íbamos, qué era lo que tenía planeado, que cuándo le sacaría la venda, que si faltaba mucho. No atiné a decir más que “Cállate!!!, no preguntes. Ya lo sabrás”.

Durante el camino noté que su pantalón estaba bastante abultado. No me pude resistir y posé mi mano encima de su paquete. Lo acaricié, estaba duro y tibio. El se mordió los labios y tiro su cabeza para atrás. Pero no hice nada más. Él quedó más duro y caliente aun.

No puedo negar que mi entrepierna estaba jugosa, palpitante y deseosa, que la boca se me hacia agua de poder probar. La tentación estaba ahí, diciéndome: “¡¡Cómeme!!”. Era de noche, la carretera estaba vacía, era un día de lluvia, nadie en las calles, creo que no podía haber mejor escenario que este. Recordé que me había contado que nunca había tenido ningún tipo de encuentro en un auto ¿Qué mejor oportunidad para revertir eso?

Ya casi llegábamos. El lugar era perfecto y solitario. Busqué un lugar para estacionarme. “¿Llegamos?” preguntó. Le silencie la boca con un dedo.

Tiré el asiento para atrás, y comencé a acariciar su paquete, solo se sentía la respiración acelerada de ambos. No sé cómo, pero quede arrodillada frente a él. Pasé lentamente un dedito marcando todo el bulto, de punta a final, bajé su cierre dejando a la vista su miembro que ya casi salía solo de su ropa interior. Lo saqué, cuidadosamente y ahí estaba, duro, erecto y brillante, todo un manjar.

Lo tomé entre mis manos y comencé a acariciarlo rico, simulando la penetración, presionándolo suavemente, sintiendo como cada vez se ponía más duro. Mi boca lo deseaba, mi lengua quería disfrutar. Tiernamente dejé caer saliva sobre él. Él lo sintió, ya que solo escuche un “¡¡woooww!!” y seguí con mis manos.

Por fin me di el lujo de poner en acción mi boca: mi lengua comenzó a recorrerlo por todo el contorno, desde la puntita hasta el final, rozando hasta sus bolitas, que lo hicieron temblar. Seguí recorriendo hasta llegar a la punta nuevamente, abrí mis labios y lo besé. Fue como un chuponcito. Me saboreé y no me quedó más que meterlo entero a mi boca. Mientras chupaba mi lengua jugaba dentro, mi cabeza comenzó a moverse hacia adelante y atrás, saboreando esa carne pulsante en mi boca. Mi boca lubricaba perfectamente su pene, y el sonido del chupa chupa era excitante. Mi lengua seguía moviéndose y la sensación de sacarlo de mi boca como cuando chupas un koyak, y luego tragarlo hasta más no poder me ponía más cachonda.

Él estaba tenso, agitado, sus gemidos eran exquisitos. Me pedía que por favor lo soltara y destapara sus ojos, a lo cual no accedí. Él temblaba con cada chupada que yo le daba.

Noté que estaba a punto de acabar, y comencé a masajearlo con mis manos mientras lo chupaba, dándole pequeños golpes en mi lengua. Esperaba ansiosa su leche. Puse mi lengua y comenzó a caer sobre ella. Tragué lo que pude y con mi lengua limpié mis labios. El quedó rendido.

Volví a mi lugar y puse en marcha el auto, hasta llegar donde el juego continuaría

miércoles, 10 de agosto de 2011

Placer.

Había sido un día muy bueno,  un rico sol, un día relajado. Llegue temprano a mi casa.
Puse un poco de música y me recosté en la cama, con las ansias de que llegaras para aplacar la soledad que se respiraba.

La música sonaba de fondo, puse atención en una voz que se escuchaba a lo lejos, no quise abrir mis ojos por miedo a perder el agradable momento, pero su voz seguía retumbando y cada vez más cerca.
Solo pude distinguir que me decías; - “No abras los ojos por ningún motivo”.

Mi corazón comenzó a acelerarse a medida que podía escuchar tu respiración más cerca de mí.
Yo solo me deje llevar. Llego a mi lado, sentía como me observaba, como recorría con la vista mi cuerpo. No pronuncie palabra para no arruinar el momento.
Solo sentí sus labios posándose en los míos, y su lengua recorriendolos lentamente. Eso produjo un fuerte temblor en mi cuerpo.

Vendo mis ojos, con un paño seda, estaba dispuesta a hablar, y acerco su dedo a mi boca y  dijo; - “No te preocupes mi amor, dejamelo todo a mi”.  
Yo ni tonta ni loca, acepte y me relaje por completo en la cama. Sentí su cuerpo encima del mío y el calor de su piel encima de su ropa, comenzo a susurrar lo rico que se sentía tenerme a su plena disposición, lo excitante que era el momento.

Comenzó besando mi cuello lentamente, sus labios y su lengua hacían un muy buen trabajo, sentía como bajaba lentamente por mi cuello, y sus manos desabrochando la blusa que llevaba puesta. Lentamente rozo su lengua en uno de mis duros pezones mientras que con la mano acariciaba el otro pecho.
Yo entregada a la vida!!! Mordio, beso, acaricio, chupo y lamer mis pechos sin compasión alguna, mi cuerpo comenzaba a sudar y a temblar con cada acción de su parte. Tratando de ocultar mis ansias de que el siguiera bajando lo antes posible.

Bajo lentamente al ver mi desesperación, su lengua recorrió mi abdomen hasta llegar a mi pelvis, yo solo llevaba puesta ropa interior para ese momento.
Su lengua comenzó a explorar por encima de la pantaleta. Lo sentí alejarse y comenzar a quitarla lentamente. Dejando mi sexo expuesto al aire y a su vista. Con sus dedos comenzó  a explorar cada superficie, acariciando cada pliegue.

Mi calor corporal ya estaba por las nubes y la humedad de mi entrepierna se hacia notar.
Acerco su lengua y comenzó a frotarla en mi clítoris sin compasión. Su lengua jugaba con ese botoncito rosado, que provocaba cada vez más espasmos en mi cuerpo. Con sus manos comenzó a hacerse paso abriendo los pliegues que se formaban hasta llegar al centro de mi sexo. Que en ese momento estaba caliente, humedo y palpitante. Bajo con su lengua y recorrió todo el contorno. Podía sentir como su boca se saboreaba y disfrutaba de su sabor, su respiración agitada me hacia sentir que al igual que yo estaba deseoso de seguir explorando.

El disfrutaba tanto como yo cada movimiento. Su lengua entrando y saliendo, El calor aumentaba y mi extasis ya se hacia notar, yo solo le pedía que siguiera, cada languetazo, cada chupada que el realizaba en mi sexo, me hacia ver las estrellas.
Mi sexo ya no daba más y mis ganas de poder demostrar mi éxtasis no se hacían esperar. Mis gemidos comenzaron a ser más acelerados y fuertes; y su lengua entraba y salia, recorría y recorría cada pliegue con más entusiasmo.

No daba más y mi cuerpo se retorció y del fondo de mi ser un gemido que dejo más que claro que ese momento había sido sublime.
Quede rendida en la cama, sin poder decir palabra. Estuve un rato quieta pero de pronto sentí que ya no estabas ahí, abrí mis ojos y la venda no estaba… la música seguía sonando de fondo y la casa seguía vacía.
Yo estaba con la blusa y la pantaleta puesta, mi entrepierna humeda y mi cuerpo sudando, fue entonces cuando me di cuenta que solo había sido un caluroso sueño. 

¿Que opinas?